El programa El valor de la verdad estuvo ayer en el ojo de la tormenta, tras el brutal asesinato de su primera concursante, Ruth Thalía Sayas, victimada y enterrada por su ex enamorado, quien la acompañó en la entrevista con Beto Ortiz.
Si bien la confesión escabrosa de Ruth Thalía no fue la causa directa de su violenta muerte, para algunos sí podría ser el detonante que empujó a Bryan Romero a planear y ejecutar el asesinato.
Según el psicoterapeuta Manuel Saravia, El valor de la verdad sí pone en riesgo la vida de los concursantes al exponer sus intimidades.
“Claro que este reality pone en riesgo la vida de estas personas, quienes están enfocadas en las cosas buenas que les puede ocurrir y no son conscientes del otro lado, del cual pueden tener consecuencias negativas. Eso dependerá mucho de los valores de las personas que aceptan contar sus intimidades en TV”, sostuvo el director del Instituto Gestalt de Lima.
“La catarsis se debe dar en otro contexto, consigo mismo y no se necesita hacerlo por publicidad. En dicho programa lo hacen por dinero y marketing personal”, añadió el especialista.
Los daños de la verdad
En otro países, el formato de este reality ha provocado consecuencias funestas. En Colombia, donde fue lanzado como Nada más que la verdad, un hombre confesó ser homosexual en el set de TV, por lo que su hijo fue víctima de burlas y una golpiza en el colegio. La revelación le causó un trauma y tuvo que ir en un psiquiatra. El reality fue cancelado luego de cinco meses porque una concursante confesó haber contratado a un sicario para matar a su esposo. En España, el reality de testimonios El diario de Patricia fue muy criticado, luego de que en el 2004 un hombre le pidió perdón a su pareja por sus infidelidades, pero semanas después el cadáver de la mujer fue encontrado en su auto. En el 2007, una rusa fue asesinada por su ex luego que ella rechazó ante cámaras de TV el pedido de matrimonio que él le hizo.