La parroquia “Santa María Magdalena”, de Ciudad Eten celebró este jueves 2 de junio los 362 años de la bendición y predicción que Dios tuvo para ese pueblo, al aparecer por primera vez el Niño Jesús en la Hostia Consagrada. Eten se ubica a 21 killómetros al sur oeste de Chiclayo, Lambayeque y se le considera la tercera ciudad eucarística del mundo, después de Jerusalem y Padua.
Para el efecto, se programó una Misa Central a las 5:00 de la tarde; la misma hora en que el miércoles 2 de junio de 1649, en el templo de la doctrina de la Magdalena de Eten, se presentara el Niño Jesús en la Hostia Santa.
Este portentoso milagro lo presenciaron el cura y vicario de Eten, Fray Jerónimo de Silva Manrique, y todo el pueblo reunido en la Iglesia, celebrando las vísperas del Corpus Christi. Los etenanos se concentrarán previamente en la avenida Mariscal Castilla, con su sacerdote Santiago Gonzales Gamonal.
Esta primera aparición tuvo lugar en un momento de especial significado, por la enorme repercusión que tuvo en todo el continente el robo sacrílego cometido contra el Santísimo Sacramento del altar en la iglesia del convento de monjas de Santa Clara, en la ciudad de Quito.
Allí, en la madrugada del 20 de enero de 1649, se descubrieron con estupor e indignación las huellas del sacrilegio cometido por unos malhechores que desfondaron el sagrario y se llevaron el copón de plata, maltratando las sagradas hostias y dejándolas regadas en el piso, algunas de ellas rotas y otras sin poder ser encontradas.
Cuando llegó a Eten (que ya en 1589 era doctrina franciscana), la noticia de lo sucedido en el convento de las Clarisas (franciscanas) de Quito y de los solemnes desagravios realizados allá y en la propia Lima, faltando poco más de una semana para la fiesta del Corpus Christi, los pobladores se movilizaron como nunca antes, haciendo derroche de velas y cirios, limosnas, “olores, fuegos y candeladas” durante ocho días.
Finalmente, el miércoles 2 de junio de aquel año de 1649, víspera del Corpus, los fieles se reunieron en la Iglesia de Santa María Magdalena para la adoración al Santísimo Sacramento solemnemente expuesto y el canto de las Vísperas. Y sucedió lo que conocemos como la primera aparición.
Para el efecto, se programó una Misa Central a las 5:00 de la tarde; la misma hora en que el miércoles 2 de junio de 1649, en el templo de la doctrina de la Magdalena de Eten, se presentara el Niño Jesús en la Hostia Santa.
Este portentoso milagro lo presenciaron el cura y vicario de Eten, Fray Jerónimo de Silva Manrique, y todo el pueblo reunido en la Iglesia, celebrando las vísperas del Corpus Christi. Los etenanos se concentrarán previamente en la avenida Mariscal Castilla, con su sacerdote Santiago Gonzales Gamonal.
Esta primera aparición tuvo lugar en un momento de especial significado, por la enorme repercusión que tuvo en todo el continente el robo sacrílego cometido contra el Santísimo Sacramento del altar en la iglesia del convento de monjas de Santa Clara, en la ciudad de Quito.
Allí, en la madrugada del 20 de enero de 1649, se descubrieron con estupor e indignación las huellas del sacrilegio cometido por unos malhechores que desfondaron el sagrario y se llevaron el copón de plata, maltratando las sagradas hostias y dejándolas regadas en el piso, algunas de ellas rotas y otras sin poder ser encontradas.
Cuando llegó a Eten (que ya en 1589 era doctrina franciscana), la noticia de lo sucedido en el convento de las Clarisas (franciscanas) de Quito y de los solemnes desagravios realizados allá y en la propia Lima, faltando poco más de una semana para la fiesta del Corpus Christi, los pobladores se movilizaron como nunca antes, haciendo derroche de velas y cirios, limosnas, “olores, fuegos y candeladas” durante ocho días.
Finalmente, el miércoles 2 de junio de aquel año de 1649, víspera del Corpus, los fieles se reunieron en la Iglesia de Santa María Magdalena para la adoración al Santísimo Sacramento solemnemente expuesto y el canto de las Vísperas. Y sucedió lo que conocemos como la primera aparición.